Un excelente libro de esos clásicos que con solo leerlo una vez no bastará. El misterio y el drama hacen que la ciencia ficción nos introduzca en la trama. Donde el protagonista -un fugitivo de la ley- descubre en una isla la existencia de una realidad que le es ajena y perturbadora. Su creador, Morel, se impone como la figura del hombre en pos de la inmortalidad a través de la ciencia y sus artefactos.
Jorge Luis Borges, gran compañero y amigo de Bioy, comenta, en el prologo de la obra, La invención de Morel: "no es una impresición o una hipérbole calificarla de perfecta."
"Un sueño que se llama Rosaura ha muerto. Las declaraciones de los testigos intentan reconstruir el crimen. Multiplicidad de miradas, retazos de la verdad e intereses ocultos no hacen otra cosa que aumentar el suspenso y señalar la necesidad de impartir un castigo.
La riqueza dramática del relato, la vivacidad del lenguaje, la variada descripción de un espacio social del Buenos Aires de los años 50 conducirán al lector hacia el punto en que Denevi parece detenerse: "Soñar, vivir, ¿Donde está la diferencia?". La respuesta importa menos que las sugerencias de la historia que empieza con un cartero, un sobre rosa y un detestable perfume a violeta. O mejor, con la aparición de un pensionista que se dedica a restaurar cuadros y esta solo en el mundo.
Anteriormente publicamos el catálogo de "La naturaleza de las mujeres. Artistas rosarinas entre 1910-2010". Hoy traemos el libro de la exposición: "Figuras de mujeres imaginarios masculinos, Imaginarios masculinos"; realizada el año pasado en la Fundación OSDE Rosario, también curada por Adriana Armando.
La muestra reunió autores rosarinos de la primera mitad del siglo XX en torno a la representación de la figura de la mujer y estuvo organizada en dos núcleos temáticos: "Vínculos: esposas, madres, modelos" y "Evocaciones: cotidianas, recónditas, ideales". Algunos de los artistas incluidos fueron: Alfredo Guido, Manuel Musto, Julio Vanzo, Luis Ouvrard, Oscar Herrero Miranda, Antonio Berni, Juan Grela, Augustos Schiavoni entre otros.
Para aquellos que necesiten redactar trabajos de investigación, proyectos, monografías u otros textos académicos, les dejamos el libro completo "Tesis, monografías e informes. Nuevas técnicas de investigación y redacción"¹ de Mirta Botta y Jorge Warley. Un libro muy práctico y fácil de usar, bien organizado, con normas recientes, ejemplos y material adicional sobre lugares de consulta bibliográfica en América Latina.
Les dejamos el catálogo digital de la muestra curada por Adriana Armando* en Fundación OSDE Rosario -bv. Oroño 973 4º, 5º y 6º piso- que se exhibe actualmente y reúne a 49 autoras de nuestra ciudad.
Para quienes quieran verla los horarios de visita son: de lunes a viernes de 12 a 20 horas y fin de semana y feriados de 17 a 20.
Que les sea útil.
Link de descarga directa en formato pdf.
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*Adriana Armando es Licenciada en Historia, Profesora titular de Ideas Estéticas Latinoamericanas y Adjunta a Cargo de América I en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario y miembro investigador del Centro de Investigaciones del Arte Argentino y Latinoamericano.
Les dejamos el video de la versión animada de Alexander Petrov de "El viejo y el mar" la novela de Ernest Hemingway, una obra maestra donde se encuentran el escritor norteamericano de la generación perdida y un increíble pintor ruso.
“El viejo y el mar” escrita en 1951, fue la obra que le valió a Hemingway el premio Pulitzer en 1953 y en parte el nobel de 1954. Este, su último trabajo de ficción, relata la lucha de un viejo pescador cubano con un gran pez espada. El relato es una metafora del papel del hombre frente a la naturaleza y para algunos la frase emblemática de esta libro "Un hombre puede ser destruido pero nunca derrotado" sintetiza las ideas del escritor norteamericano sobre la derrota, la soledad, y la frustración.
La versión fílmica fue realizada con un alto nivel de detalle y perfección. El ilustrador y dibujante Alexander Petrov, utilizó una técnica increíble, realizando nada más y nada menos que 29 mil trabajos en oleos para cada uno de los cuadros, y así lograr un film titánico, de una expresividad única.
Kenzaburo Oé en mi opinión el más occidental de los escritores japoneses contemporáneos.
Profundo conocedor del dolor ajeno. Un autor meticuloso y melancólico. Con un estilo personal críptico y por momentos incomprensible.
Algunas de sus obras traducidas al español son: “La presa” (1957), “Arrancad las semillas, fusilad a los niños”(1958) “Una cuestión personal” (1954), “El grito silencioso” (1967), “¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era!” (1983), "Cartas a los años de nostalgias" (1997) y "Renacimiento" (2000).
Las pinturas en sus novelas son una metáfora de un estado subjetivo, el estado del personaje que, de un momento a otro, se descubre a si mismo en una imagen.
"Una cuestión personal"¹ es la novela de donde procede el texto que presentamos a continuación. En ella Oé cuenta la historia de Bird un profesor de inglés encargado de preparar estudiantes al ingreso universitario, que debe enfrentar el nacimiento de un hijo con hernia cerebral.
“Bird giró la cabeza y descubrió una reproducción de Blake en la pared contigua a la habitación. Había visto la pintura muchas veces pero nunca le había prestado la atención. Ahora observó lo extraña que era. Una plaza pública rodeada de edificios estilo medio oriente. A Lo lejos se elevaban un par de pirámides estilizadas: debía de ser en Egipto. La tenue luz del amanecer bañaba la escena. ¿O sería el crepúsculo? Tendido en la plaza, como un pez con el vientre desgarrado, estaba el cadáver de un joven. Junto a él, angustiada, estaba su madre rodeada de un grupo de ancianos con lámparas y mujeres meciendo bebés. Pero lo más impresionante del cuadro era la presencia dominante de un ser gigantesco que, por encima de las cabezas, arremetía contra la plaza con los brazos extendidos. ¿Sería la especie humana? El cuerpo musculoso estaba recubierto de escamas; los ojos, llenos de dolor y amargura; la boca, hundida en el rostro tan profundamente en el rostro como una boca de salamandra. ¿Sería el demonio? ¿Un dios? La criatura parecía elevarse hasta la turbulencia del cielo nocturno, mientras ardía en las llamas de sus propias escamas
¿Qué hace? ¿Son escamas o es una cota de malla estilo caballero medieval?
-Creo que son escamas-dijo Himiko-. Es la peste, que intenta aniquilar a los primogénitos de Egipto.
Bird sabía poco acerca de la Biblia. Tal vez fuese una escena del Éxodo. De todos modos, los ojos y la boca de la criatura resultaban tremendamente grotescos. Pena, temor, fatiga, soledad…, incluso un atisbo de risa manaban ilimitadamente de los ojos negros como el carbón y de la boca de salamandra.
-¿No es encantador? Pregunto Himiko.
-¿El hombre de las escamas?
-Por su puesto. Y me agrada imaginar como se sentiría si fuese el espíritu de la Peste.
-Probablemente tan mal que tus ojos y tu boca empezarían a parecerse a los de él.
–Bird echó un vistazo a la boca de Himiko.”¹
Les dejamos también el articulo de la revista Ñ "Hiroshima y el arte del ultraje" donde Kenzaburo diserta sobre el papel de Japón en el desarme nuclear.
¹Oé, Kenzaburo. Una cuestión personal. Trad. del japonés por Yoonah Kim con la colaboración de Roberto Fernández Sastre. Madrid: Editorial Planeta DeAgostini, 2003. pp. 57-58.
En Mirar¹ Berger nos muestra una escritura imaginativa, a la par de un profundo sentido reflexivo. En sus críticas se entrecruzan la descripción de inquietudes formales e ideológicas de los artistas, con su contexto histórico, su propia opinión y valoración y algunas intuiciones. Cada productor parece un pequeño microcosmos donde gravitan y se entrecruzan situaciones que lo atraviesan, lo modelan, lo condicionan o lo favorecen.
John Berger (N. en 1926) es un crítico inglés, de formación marxista, autor de novelas, ensayos, poesías y guiones de teatro y cine. Trabajó durante toda su vida colaborando en revistas y periódicos de su país. En 1962 se trasladó a un pueblo de los Alpes Franceses donde reside en la actualidad, aunque sigue vinculándose activamente para el mundo de arte. Entre sus obras más conocidas se encuentras "Modos de ver" (2004), "Mirar (2003)" y "El tamaño de una bolsa"(2004).
En esta selección de textos presentamos las críticas a los artistas y grupos más relevantes y conocidos por todos: Jean François Millet, Francis Bacon, Stijl, Gustave Courbet, William Turner, René Magritte, Franz Hals, Alberto Giacometti y Auguste Rodin.
Saint-Simón creyó ver en este retrato una confesión herética. El unicornio, el narval, la obscena perla del medallón que pretende ser una pera, y la mirada de Maddalena Strozzí fija terriblemente en un punto donde había fustigamientos o posturas lascivas: Rafael Sanzio mintió aquí su más terrible verdad.
El intenso color verde de la cara del personaje se atribuyó mucho tiempo a la gangrena o al solsticio de primavera. El unicornio, animal fálico, la habría contaminado: en su cuerpo duermen los pecados del mundo. Después Se vio que bastaba levantar las falsas capas de pinturas puestas por los tres enconados enemigos de Rafael: Carlos Hog, Vincent Grosjean, llamado «Mármol», y Rubens el Viejo. La primera capa era verde, la segunda verde, la tercera blanca. No es difícil atisbar aquí el triple símbolo de la falena letal, que a su cuerpo cadavérico une las alas que la confunden con las hojas de la rosa. Cuántas veces Maddalena Strozzí cortó una rosa blanca y la sintió gemir entre sus dedos, retorcerse y gemir débilmente como una pequeña mandrágora o uno de esos lagartos que cantan como las liras cuando se les muestra un espejo. Y ya era tarde y la falena la habría picado: Rafael lo supo y la sintió morirse.
Para pintarla con verdad agregó el unicornio, símbolo de castidad, cordero y narval a la vez, que bebe de la mano de una virgen. Pero pintaba a la falena en su imagen, y este unicornio mata a su dueña, penetra en su seno majestuoso con el cuerno labrado de impudicia, repite la operación de todos los principios. Lo que esta mujer sostiene en sus manos es la copa misteriosa de la que hemos bebido sin saber, la sed que hemos calmado por otras bocas, el vino rojo y lechoso de donde salen las estrellas, los gusanos y las estaciones ferroviarias.
¹Cortázar, Julio. "Intrucciones para entender tres pinturas famosas". En Historias de cronopios y famas. 2ª ed. Buenos Aires: Punto de Lectura, 2003. p. 18-19. ISBN 987-1106-35-1.
Queremos compartir con ustedes una obra para que disfruten. El disco de Rafael Alberti "Homenaje a Picasso".
El 27 de abril de 1977, tras treinta y ocho años de exilio -veinticuatro en Argentina y catorce en Italia-, Rafael Alberti regresa por primera vez a España. Sus primeras palabras al descender del avión fueron: "Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta en señal de concordia entre todos los españoles".
Rafael Alberti ha llenado con sus versos las páginas más importantes de la poesía contemporánea. Su pertenencia a la mítica Generación del 27 lo liga al grupo de mayor esplendor poético del siglo XX, que él ha ido atravesó con una ética y dignidad ejemplares, reconocida con numerosos premios literarios.
Homenaje a Picasso es una obra colectiva que data de 1983 editada en España en la que se reúne a maestros de la música y las letras como Rafael Alberti, Raimundo Fagner, Paco de Lucía, Mercedes Sosa y Ricardo Pachón.
Recomendamos escuchar este disco que es una joya de literatura fusionada con música y pintura.
Canciones del disco:
01 - De azul se arrancó el toro [R. Alberti - P. de Lucía]
02 - Málaga [Raimundo Fagner - Mercedes Sosa]
03 - Oyes que música [Raimundo Fagner]
04 - Andalucía [Raimundo Fagner - Paco de Lucía]
05 - Picasso por Alberti [Rafael Alberti]
06 - Los ojos de Picasso [R. Alberti - P .de Lucía]
07 - Suceden cosas [Rafael Alberti]
08 - Pablo [Raimundo Fagner]
09 - Mujer llorando [Raimundo Fagner]
10 - Los 8 nombres de Picasso [Rafael Alberti]
Alberti despliega, de modo concreto, como es su vinculación con la plástica cubista de Picasso siempre recordando el impacto de los ojos penetrantes del maestro al fijar su vista en algo. Todo esto lo condensa, en “Los ojos de Picasso”, aquí le dejamos una parte del poema.
Los ojos de Picasso (fragmento)
Siempre es todo ojos.
No te quita los ojos.
Se come las palabras con los ojos.
Es el siete ojos.
Es el cien mil ojos en dos ojos.
El gran mirón
como un botón marrón
y otro botón.
El ojo de la cerradura
por el que se ve la pintura.
El que te abre bien los ojos
cuando te muerde con los ojos.
El ojo de la aguja
que sólo ensarta cuando dibuja.
El que te clava con los ojos
en un abrir y cerrar de ojos.
Se ha querido ver en este cuadro una cacería de elefantes, un mapa de Rusia, la constelación de la Lira, el retrato de un papa disfrazado de Enrique VIII, una tormenta en el mar de los Sargazos, o ese pólipo dorado que crece en las latitudes de java y que bajo la influencia del limón estornuda levemente y sucumbe con un pequeño soplido. Cada una de estas interpretaciones es exacta atendiendo a la configuración general de la pintura, tanto si se la mira en el orden en que esta colgada como cabeza abajo o de costado. Las diferencias son reductibles a detalles; queda el centro que es ORO, el número SIETE, la OSTRA observable en las partes sombrero cordón, con la PERLA-cabeza (centro irradiante de las perlas del traje o país central) y el GRITO general absolutamente verde que brota del conjunto. Hágase la sencilla experiencia de ir a Roma y apoyar la mano sobre el corazón del rey, y se comprenderá la génesis del mar. Menos difícil aún es acercarle una vela encendida a la altura de los ojos; entonces se verá que eso no es una cara y que la luna, enceguecida de simultaneidad, corre por un fondo de ruedecillas y cojinetes transparentes, decapitada en el recuerdo de las hagiografías. No yerra aquél que ve en esta petrificación tempestuosa un combate de leopardos. Pero también hay lentas dagas de marfil, pajes que se consumen de tedio en largas galerías, y un diálogo sinuoso entre la lepra y las alabardas. El reino del hombre es una página de historial, pero él no lo sabe y juega displicente con guantes y cervatillos. Este hombre que te mira vuelve del infierno; aléjate del cuadro y lo verás sonreír poco a poco, porque está hueco, está relleno de aire, atrás lo sostienen unas manos secas, como una figura de barajas cuando se empieza a levantar el castillo y todo tiembla. Y su moraleja es así: «No hay tercera dimensión, la tierra es plana, el hombre repta. ¡Aleluya!» Quizá sea el diablo quien dice estas cosas, y quizá tú las crees porque te las dice un rey.
¹Cortázar, Julio. "Intrucciones para entender tres pinturas famosas". En Historias de cronopios y famas. 2ª ed. Buenos Aires: Punto de Lectura, 2003. p. 20-21. ISBN 987-1106-35-1.
I. Cree en el maestro Poe, Maupassant, Kipling, Chejov como en Dios mismo. II. Cree que tu arte es una cima inaccesible. No sueñes en dominarla. Cuando puedas hacerlo lo conseguirás, sin saberlo tú mismo. III. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que cualquier otra cosa el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia IV. Ten fe ciega no en tu capacidad para triunfar, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón. V. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra a donde vas. En un cuento bien logrado las tres primeras líneas tienen casi la misma importancia que las tres últimas. VI. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba un viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarlas. VII. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo. VIII. Toma los personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que le trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada en ripios. Ten esto por una verdad absoluta aunque no lo sea. IX. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirlo tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino. X. No pienses en amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si el relato no tuviera interés más que el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en un cuento.
¹Quiroga, Horacio. "Decálogo del Perfecto cuentista (1927)". En Cuentos de la selva y otros cuentos". México DF: Grupo Editorial Tomo, 2003. p.7-8. ISBN 970-666-789-X
Un pintor me prometió un cuadro. Ahora en New England, se que ha muerto. Senti como otras veces, la tristeza y la sorpresa de comprender que somos como un sueño. Pensé en el hombre y en el cuadro perdidos. (Solo los dioses pueden prometer, porque son inmortales.) Pense en un lugar prefijado que la tela no ocupará. Pense después: Si estuviera ahi; seria con el tiempo esa cosa mas. Una cosa, una de las vanidades o hábitos de mi casa: ahora es ilimitada, incesante, capaz de cualquier forma y cualquier color y no atada a ninguno. Existe de algún modo. Vivirá y crecerá como una música, y estará conmigo hasta el fin. (Tambien los hombres pueden prometer, porque en la promesa hay algo inmortal.)
¹Borges, Jorge Luis. "The unending gift". En Nueva Antologia Personal. Buenos Aires: Emecé Editores, 1968. p. 83.
Esta detestable pintura representa un velorio a orillas del Jordán. Pocas veces la torpeza de un pintor pudo aludir con más abyección a las esperanzas del mundo en un Mesías que brilla por su ausencia; ausente del cuadro que es el mundo, brilla horriblemente en el obsceno bostezo del sarcófago de mármol, mientras el ángel encargado de proclamar la resurrección de su carne patibularia espera inobjetable que se cumplan los signos. No será necesario explicar que el ángel es la figura desnuda, prostituyéndose en su gordura maravillosa, y que se ha disfrazado de Magdalena, irrisión de irrisiones a la hora en que la verdadera Magdalena avanza por el camino (donde en cambio crece la venenosa blasfemia de dos conejos). El niño que mete la mano en el sarcófago es Lutero, o sea, el Diablo. De la figura vestida se ha dicho la Gloria en el momento de anunciar que todas las ambiciones humanas caben en una jofaina; pero esta mal pintada y mueve a pensar que en un artificio de jazmines o un relámpago de sémola.
¹Cortázar, Julio. "Intrucciones para entender tres pinturas famosas". En Historias de cronopios y famas. 2ª ed. Buenos Aires: Punto de Lectura, 2003. p. 17-18. ISBN 987-1106-35-1.
"El objetivo de este ensayo es poner en relación la experiencia vital y la obra plástica y literaria de Alberto Giacometti con las teorías de lo sublime expresadas en los textos de Edmund Burke y el Marqués de Sade. El análisis de los dibujos, las pinturas, las esculturas y las palabras de Giacometti permite descubrir una concepción del espacio que se relaciona tanto con la teoría de lo sublime explícita en el texto de E. Burke e implícita en la obra del Marqués de Sade. La propuesta de E. Burke fue perfectamente articulada, mientras que la de Sade tardará mucho tiempo en concretarse. El comienzo del siglo XX supone la recuperación de la figura y obra de este último y es cuando se llevan a cabo los primeros estudios teóricos al respecto. Alberto Giacometti formó parte de este ambiente e, inevitablemente, recibió su influencia. El estudio de su obra plástica -Le Palais à quatre heures du matin (1932-1933) y Femme égorgée (1932)- y sus escritos revela que sus inquietudes personales y artísticas estuvieron muy vinculadas al universo de lo sublime."