Una mirada a Wlliam Blake desde la pluma de Kenzaburo Oé




Kenzaburo Oé en mi opinión el más occidental de los escritores japoneses contemporáneos.

Profundo conocedor del dolor ajeno. Un autor meticuloso y melancólico. Con un estilo personal críptico y por momentos incomprensible.

Algunas de sus obras traducidas al español son: “La presa” (1957), “Arrancad las semillas, fusilad a los niños”(1958) “Una cuestión personal” (1954), “El grito silencioso” (1967), “¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era!” (1983), "Cartas a los años de nostalgias" (1997) y "Renacimiento" (2000).

Las pinturas en sus novelas son una metáfora de un estado subjetivo, el estado del personaje que, de un momento a otro, se descubre a si mismo en una imagen.

"Una cuestión personal"¹ es la novela de donde procede el texto que presentamos a continuación. En ella Oé cuenta la historia de Bird un profesor de inglés encargado de preparar estudiantes al ingreso universitario, que debe enfrentar el nacimiento de un hijo con hernia cerebral.

“Bird giró la cabeza y descubrió una reproducción de Blake en la pared contigua a la habitación. Había visto la pintura muchas veces pero nunca le había prestado la atención. Ahora observó lo extraña que era. Una plaza pública rodeada de edificios estilo medio oriente. A Lo lejos se elevaban un par de pirámides estilizadas: debía de ser en Egipto. La tenue luz del amanecer bañaba la escena. ¿O sería el crepúsculo? Tendido en la plaza, como un pez con el vientre desgarrado, estaba el cadáver de un joven. Junto a él, angustiada, estaba su madre rodeada de un grupo de ancianos con lámparas y mujeres meciendo bebés. Pero lo más impresionante del cuadro era la presencia dominante de un ser gigantesco que, por encima de las cabezas, arremetía contra la plaza con los brazos extendidos. ¿Sería la especie humana? El cuerpo musculoso estaba recubierto de escamas; los ojos, llenos de dolor y amargura; la boca, hundida en el rostro tan profundamente en el rostro como una boca de salamandra. ¿Sería el demonio? ¿Un dios? La criatura parecía elevarse hasta la turbulencia del cielo nocturno, mientras ardía en las llamas de sus propias escamas

¿Qué hace? ¿Son escamas o es una cota de malla estilo caballero medieval?

-Creo que son escamas-dijo Himiko-. Es la peste, que intenta aniquilar a los primogénitos de Egipto.

Bird sabía poco acerca de la Biblia. Tal vez fuese una escena del Éxodo. De todos modos, los ojos y la boca de la criatura resultaban tremendamente grotescos. Pena, temor, fatiga, soledad…, incluso un atisbo de risa manaban ilimitadamente de los ojos negros como el carbón y de la boca de salamandra.

-¿No es encantador? Pregunto Himiko.

-¿El hombre de las escamas?

-Por su puesto. Y me agrada imaginar como se sentiría si fuese el espíritu de la Peste.

-Probablemente tan mal que tus ojos y tu boca empezarían a parecerse a los de él.

–Bird echó un vistazo a la boca de Himiko.”¹

Les dejamos también el articulo de la revista Ñ "Hiroshima y el arte del ultraje" donde Kenzaburo diserta sobre el papel de Japón en el desarme nuclear.

http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2010/08/24/_-02207505.htm



¹Oé, Kenzaburo. Una cuestión personal. Trad. del japonés por Yoonah Kim con la colaboración de Roberto Fernández Sastre. Madrid: Editorial Planeta DeAgostini, 2003. pp. 57-58.

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