Instrucciones para entender tres pinturas famosas I (Una particular crítica de Julio Cortázar.)


El amor sagrado y el amor profano ¹
por
TIZIANO

Esta detestable pintura representa un velorio a orillas del Jordán. Pocas veces la torpeza de un pintor pudo aludir con más abyección a las esperanzas del mundo en un Mesías que brilla por su ausencia; ausente del cuadro que es el mundo, brilla horriblemente en el obsceno bostezo del sarcófago de mármol, mientras el ángel encargado de proclamar la resurrección de su carne patibularia espera inobjetable que se cumplan los signos. No será necesario explicar que el ángel es la figura desnuda, prostituyéndose en su gordura maravillosa, y que se ha disfrazado de Magdalena, irrisión de irrisiones a la hora en que la verdadera Magdalena avanza por el camino (donde en cambio crece la venenosa blasfemia de dos conejos).
El niño que mete la mano en el sarcófago es Lutero, o sea, el Diablo. De la figura vestida se ha dicho la Gloria en el momento de anunciar que todas las ambiciones humanas caben en una jofaina; pero esta mal pintada y mueve a pensar que en un artificio de jazmines o un relámpago de sémola.



¹Cortázar, Julio. "Intrucciones para entender tres pinturas famosas". En Historias de cronopios y famas. 2ª ed. Buenos Aires: Punto de Lectura, 2003. p. 17-18. ISBN 987-1106-35-1.

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